ESPAÑA. ABC.ES. En tan solo nueve días, el Congreso de los Diputados ha pasado de apoyar los Presupuestos Generales que parecían permitir a Mariano Rajoy agotar prácticamente la legislatura del PP a investir este viernes al líder del PSOE, Pedro Sánchez, como séptimo presidente del Gobierno de la democracia.
El secretario general socialista llega a La Moncloa hoy ya sin sorpresas. Sin ser diputado, sin haber ganado unas elecciones generales, pero con una mayoría más que absoluta. Un total de 180 votos a favor de la moción de censura que registró el pasado viernes el Grupo Socialista para expulsar al Gobierno del PP, tras hacerse pública un día antes la sentencia por el caso Gürtel. Nada de lo que rodea a este relevo presidencial tiene precedentes: los crea.
La mayoría cosechada por Sánchez es absoluta, pero no estable, ni fuerte. Y en eso también crea un precedente. Votan en contra Ciudadanos y el PP (169). Se abstiene Coalición Canaria. Le aúpan Unidos Podemos, ERC, PDECat, PNV y Bildu. Una amalgama de aliados donde se mezclan izquierda radical y grupos independentistas siendo la mayor moderación esperable la del PNV. A ojos de Sánchez «grupos parlamentarios que representan a doce millones de ciudadanos». Pero el coro entonado que siguió a la lectura del resultado de la votación no era de su grupo sino de Podemos. El famoso «sí se puede» resonó en el hemiciclo casi por encima de los aplausos de la propia bancada socialista en un aviso de las intenciones nada modestas que tiene el partido morado. En el Patio de Floridablanca fue un «¡Viva España!» el que despidió a Rajoy antes de subirse al coche que le devolvería, quizás por última vez, a La Moncloa.
Las cifras de la votación serán comunicadas por la presidenta del Congreso, Ana Pastor, al Rey a las 15:30 en Zarzuela. Nunca antes se ha producido en democracia un traspaso de poderes tan rápido entre dos fuerzas políticas en nuestro país. En los propios protagonistas, PP y PSOE, aún se atisbaba cierto descolocamiento tras la votación por la precipitación de los acontecimientos. Varios diputados populares abandonaban el hemiciclo entre lágrimas mientras los diputados socialistas improvisaban respuestas tras ser interrogados sobre sus posibilidades como ministros. Lágrimas también en la bancada podemita pero de alegría.