El programa que contempla este tipo de acuerdos permite a Japón, el quinto mayor emisor de gases en el mundo, disminuir emisiones en otros países para cumplir con los objetivos domésticos.
Japón depende cada vez más de combustibles fósiles para generar electricidad después de cerrar sus 48 centrales nucleares tras el desastre de Fukushima en 2011.
Se trata del duodécimo acuerdo bilateral de este tipo firmado por Japón.