Santo Domingo. Hay quienes aseguran que el merengue atraviesa por una crisis. Cuando se hace este planteamiento hago un repaso al comportamiento del género en los últimos 25 años y la realidad me dicta que el género ha ido en evolución conforme a los tiempos.
No se puede afirmar que uno u otro género ha entrado en etapa decadencia porque surge un público que se siente identificado con otras apuestas se ajustan a sus preferencias. Si el merengue estuviera en crisis o ha sido desplazado por la bachata o por la música urbana que tiene uno u otro ingrediente del merengue o porque tal o porque no figura en importantes premiaciones.
Si el merengue estuviera en crisis los bailes que protagonizan las principales agrupaciones merengueras ya no existieran, porque ese es su sustento, de eso viven. Aquí existen muy buenos ejemplos que echan a rodar esas teorías, por citar, líderes del merengue que brillan gracias al merengue son Héctor Acosta, Fernando Villalona, Sergio Vargas, Eddy Herrera, Rubby Pérez, Johnny Ventura y José Peña Suazo mantienen sus agendas llenas, salvo el caso de Johnny, que ameniza uno que otros bailes privados o abierto público, los demás dominan la cartelera merenguera local y en las principales ciudades de Estados Unidos.
No puedo dejar de lado la labor de Juan Luis Guerra, un artista completo que ha sabido aplicar su talento no solo al merengue, sino a la bachata, a la balada y a la salsa. Su más reciente apuesta es constituye la mejor muestra.
Las emisoras locales continúan difundiendo el merengue, una más que otras, pero se escucha.
Vendrán otras propuestas, nuevas generaciones con gustos distintos, pero el merengue no perecerá. Desde que se conoce ha experimentado cambios que lo han enriquecido, pero su base rítmica siempre es la misma. El merengue es pueblo, todo depende del acento que se le ponga.
Falta que sus líderes hagan un replanteamiento en su forma de mercadearse, del uso de importantes herramientas tecnológicas que hoy son un aliado para sus fines.
