Lisboa-Portugal.- La Mostra 2015, una exposición con obras de más de 90 artistas contemporáneos de diferentes disciplinas que apuesta por la informalidad, clausura hoy su 2da. edición tras 10 días impulsando el arte en la capital.
La exhibición ocupó los 3 pisos de un edificio del barrio de Alvalade y que los artistas convirtieron en su escaparate más personalizado.
«El propósito de comenzar la Mostra fue encontrar un nuevo lenguaje expositivo en Portugal que fuera más informal y, de esa forma, conseguir atraer un público más amplio»..
Los autores de las obras expuestas tuvieron libertad para apropiarse de las salas del edificio de la Mostra y transformarlo en un escaparate de su trabajo y en una extensión más de su obra, decidiendo cómo querían que el público perciba su arte.
Esta forma de exponer permite al público aproximarse al arte contemporáneo de una manera más cercana, interactuando con los propios autores de las obras.
Todas las piezas expuestas se pusieron a la venta, y parte de los beneficios fueron destinados a la «Casa das Cores», un centro de acogida para niños.
Entre los artistas que participaron en el evento destacan nombres conocidos como el escultor y pintor Rui Sanches, el también pintor Paulo Brighenti y el cineasta José Maçãs de Carvalho, aunque la exposición dejó además espacio a artistas jóvenes que están empezando su carrera.
«En esta edición hicimos una convocatoria abierta a través de nuestras redes sociales e invitamos a artistas que admirábamos a que se uniesen a nosotros», señalan desde la organización, que considera que la propuesta de este año fue «todavía más fuerte» que la del anterior.
Para aumentar su visibilidad, la Mostra se integró en esta ocasión en la programación de la llamada Lisbon Week, un proyecto cultural y turístico que busca descubrir los secretos de la capital lusa y que este año se centró en el barrio de Alvalade.
Además de acceder para unir fuerzas, para los impulsores de la Mostra «lo más importante» era disponer de un espacio acorde a la filosofía de la exhibición, por lo que cuando hallaron el edificio deshabitado de Alvalade se lanzaron al proyecto «de cabeza».
En su afán por promover el arte entre los lisboetas, la Mostra también ofreció encuentros entre el público y los artistas, así como visitas guiadas con los propios autores de las piezas expuestas.
El programa incluyó igualmente actividades didácticas para niños y adultos, como clases de arte con profesores, conferencias y talleres de fotografía, dibujo y diseño.
